lunes, 30 de agosto de 2010

Sanidad Interior II


Sanidad Interior no apunta al olvido de los sucesos conflictivos o traumáticos, pero sí a la sanidad de todos los sentimientos que los mismos produjeron en nosotros. Es como una cicatriz: la miramos, recordamos cuándo y cómo nos lastimamos, pero ya no duele .Indudablemente que existen diferencias en cuanto a cómo implementar esta tarea pero en general los medios utilizados y las metas, son similares.

A continuación se indican algunas de las cuestiones que se consideran en las diferentes áreas.
Otra cosa importante: un mismo síntoma puede tener distintos orígenes. La meta es que la persona pueda saber el origen del mismo y comprender: si repite alguna situación familiar o generacional, si debe pedir perdón, si debe perdonar, si se debe a alguna situación traumática olvidada (infantil o no) que debe ser entregada en la Cruz, etc.

1. Área del cuerpo: enfermedades a repetición, a veces sin causas aparentes; problemas en los huesos; dificultades sexuales; masturbación compulsiva; adicción a la pornografía; adicciones varias; etc.

2. Área de la mente: recuerdos perturbadores [puede ser una situación traumática]; vivencias traumáticas olvidadas; depresiones, ideas de muerte o suicidio; rechazo o dudas sobre la identidad sexual; sentimientos de culpa ante Dios; dudas permanentes; celos, envidia; temores, etc.

3. Área de las relaciones interpersonales: incapacidad de lograr amistades duraderas o aún hacerse de amigos; relaciones de violencia; dependencia de los amigos o de otras personas; temor de hablar ante una persona que represente autoridad; miedo o rechazo al casamiento, etc.

4. Área generacional: repetición (generalmente inconsciente) de situaciones conflictivas vividas por los padres u otros familiares significativos; pecados generacionales; enfermedades generacionales (Ej. abortos repetidos o muertes a edades similares); etc.

5. Área espiritual: pactos familiares satánicos; contacto o prácticas ocultistas; consagraciones a santos o personas; percepción de presencias espirituales de maldad; etc.

6. Situaciones traumáticas: pérdidas importantes no elaboradas; accidentes; desastres naturales; etc.

Podría seguir anotando situaciones a considerar y no estarían presentes todos los conflictos. Podría escribir muchas hojas, pero creo que lo anterior basta. Sólo quiero estimular a que pueden sentirse identificados con lo expuesto a que busquen ayuda, que nada es imposible para nuestro Señor y que El abre puertas donde no existen. Que El nos ama y por eso desea vernos libres de manera que el Fruto del Espíritu sea pleno en nosotros, recordando que uno de sus aspectos es el GOZO.

Hay una naturaleza dentro suyo que no le gusta para nada esto que le estoy diciendo. Pero hay otra naturaleza, también en su interior, que le está diciendo que eso es cierto. Hay un conflicto dentro suyo. El conflicto tiene un protagonista principal: su alma.

Dios nos diseñó, cuando nos creó, espíritu, alma y cuerpo. Esto somos nosotros. Un espíritu, que tiene un alma y habita un cuerpo. No soy un cuerpo ni soy un alma, soy un espíritu. Igual que Dios. Dios es espíritu. Yo estoy hecho a imagen y semejanza de Dios. Yo soy un espíritu, Dios me dio un alma y habito en una caja descartable llamada cuerpo.

¿Qué significa esto? Que aunque este cuerpo se vaya, no importa; yo no soy este cuerpo. Soy un espíritu. Soy de la misma naturaleza de Dios. ¡Ojo! No dije como Dios, eso es Nueva Era; dije de la misma naturaleza. Él lo dice. Cuando Dios creó a Adán, lo creó un espíritu. Le dio un alma y le dio un cuerpo. Por eso es que aparecen tres naturalezas en la creación del hombre.

(Génesis 2: 7)= Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, (¿Qué formó aquí? El cuerpo) y sopló en su nariz aliento de vida, (Esta palabra, ALIENTO, equivale a espíritu en este texto. Por eso cuando la palabra de Dios habla del Espíritu de Dios, en realidad habla del aire de Dios. Por eso cuando el Espíritu Santo vino en Pentecostés, hubo un sonido bárbaro como el de un viento fuerte. Le dio un cuerpo, dice. La palabra CUERPO, en la Biblia, es la palabra SOMA. Y la palabra ALMA, en la Biblia, es una palabrita que a muchos creyentes no les gusta decir, pero que está allí: No se escribe así, pero se pronuncia: PSIQUIS. Y fue el hombre un ser viviente.
Hablemos de Adán. Dios lo creó a Adán. Como Adán no tuvo a nadie antes que él, estaba solo.

Dios mismo se encargó de formar el alma de Adán. ¿Cómo formó el alma de Adán? Voy a usar una palabra que a lo mejor a usted no le gusta, pero no encuentro otra: lo programó.
Somos creados para ser programados. Somos programables. Dios lo agarró a Adán y le dijo: ahora te voy a explicar para qué estás aquí. Primero vas a hacer esto, después lo otro, ponle nombres a estos bichos. O sea: tenía inteligencia en un grado de ciento por ciento. Adán era igual a Cristo. Había sido programado para vivir en santidad. Vas a habitar en el huerto, y lo vas a guardar, y vas, y vas, y vas. Lo programó.

A lo mejor este término, a usted, le suena muy mecánico, pero olvídese de lo mecánico, porque una computadora, cuando usted la programa, es un reflejo de lo que Dios ha hecho con el hombre. A menor escala, a menor todo, pero es así. Dios creó al hombre, pero el hombre no fue e hizo todo lo que tenía que hacer. No estaba auto programado. No era cuestión de tocar un botoncito, Dios lo ministró, y si no le gusta la palabra “programó”, lo enseñó, pero le dio un programa muy claro de todo lo que tenía que hacer. Bueno; eso, es lo que nosotros llamamos VOLUNTAD.

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